martes, 18 de octubre de 2011

La tristeza de las vergas

[..] Jòvenes mestizos, negros, blancos, indios, hijos de Latinoamérica cuya ùnica riqueza era un par de huevos y un pene cuarteado por las intemperies o milagrosamente rosado quién sabe por qué extraños vericuetos de la naturaleza. La tristeza de las vergas Bittrich la entendiò mejor que nadie. Quiero decir: la tristeza de esas pollas monumentales en la vastedad y desolaciòn de este continente. Ahì tienen a Oscar Guillermo Montes en la escena de una pelìcula que ya he olvidado: el actor està desnudo de cintura para abajo, el pene le cuelga flàccido y goteante. El pene es oscuro y arrugado y las gotas son de leche brillante. Detràs del actor se abre el paisaje: montañas, cañadas, rìos, bosques, cordilleras, cùmulos de nubes, tal vez una ciudad y un volcàn y un desierto. Oscar Guillermo Montes està subido en un promontorio y un vientecillo gelado le acaricia un mechòn de pelo. Eso es todo. [...] El paisaje imposible y el cuerpo imposible.

(R. Bolaño, Putas asesinas, Anagramma, Barcelona, 2001, pp. 106-107)